* Por Verónica Dominguez – Coordinadora de Prevención en Provincia ART
Riesgo Zero continúa creciendo y sumando espacios: con este primer artículo presentamos “Prevención en la vida cotidiana”. Se trata de una serie de contenidos que retoma un aspecto fundamental de la cobertura de riesgos del trabajo pero que no es menor en nuestro día a día del hogar. Recorriendo experiencias personales, te invitamos a conocer información útil para todos y todas con la intención de ayudar a evitar situaciones riesgosas en la vida cotidiana.
Cuando mis dos hijos mayores eran pequeños, vivíamos en un departamento ubicado en un edificio antiguo, con pocas ventanas, estrechas, y sin balcones. El tercero nació con la familia mudada a una casa y, cuando empezó a gatear y caminar, tomamos conciencia de la cantidad de nuevos riesgos y peligros que enfrentábamos: escaleras y barandas, ventanas en planta alta, balcones, etc.
Una mañana, como cualquier otra, estaba haciendo las camas cuando de pronto dejé de escuchar al chiquito que estaba jugando en el suelo cerca mío. Me asomé por la ventana y llegué a tiempo para agarrarlo: el pequeño de 2 años había abierto la puerta ventana, salido al balcón, trepado al motor del aire acondicionado y estaba a punto de subirse a la barandilla del balcón para observar qué había abajo. Fue un segundo de descuido, pero bastó para que se generara una situación potencialmente muy peligrosa.
Prevención de caídas
Las caídas (tanto a nivel como en altura) son la causa más común de lesiones en niños; y combinadas con otros riesgos (como por ejemplo la piscina) pueden derivar en accidentes muy graves e incluso mortales. ¿Cómo evitarlos? Aplicando los pasos habituales de prevención: identificar el riesgo, eliminar el riesgo, mitigar el riesgo y medidas complementarias.
La regla de oro es no dejar a los niños desatendidos. Durante los primeros años, los niños necesitan la supervisión permanente de un adulto. Los cochecitos, cunas o andadores no son sustitutos seguros de la mirada adulta; de hecho, pueden agravar el riesgo de caídas.
Una segunda medida es adaptar el espacio para que sea lo más seguro posible. ¿Dónde hacer foco?
Educar en prevención
Como medida complementaria podemos educar a los niños para incorporar hábitos preventivos:
Generar buenos hábitos en los niños y las niñas no sólo nos ayudará a prevenir accidentes en nuestra propia casa, sino también a que incorporen conductas seguras para cuando estén en otros contextos y ambientes.
Para seguir leyendo: Manual de Prevención de Accidentes (2005) de la Sociedad Argentina de Pediatría https://www.sap.org.ar/docs/profesionales/manual_accidentes.pdf. También podes descargar material relacionado con prevención haciendo clic acá.