El uso de tecnología en el trabajo no siempre implica grandes cambios o inversiones. A veces, incorporar herramientas simples y accesibles puede mejorar notablemente el confort, la concentración y la prevención de molestias físicas en la jornada laboral, tanto en lo presencial como en home office.
Espacios más ergonómicos y funcionales
Mejorar la comodidad durante la jornada comienza por revisar los elementos más básicos. Un soporte para notebook que eleve la pantalla a la altura de los ojos, un teclado ergonómico o una silla con respaldo lumbar pueden marcar la diferencia. Estos elementos ayudan a mantener una postura más saludable, disminuyendo molestias en cuello, hombros y espalda.
También resultan útiles los escritorios ajustables, que permiten alternar entre estar sentados y de pie. Incluso pequeñas soluciones como un reposapiés, una alfombra antifatiga o un mouse ergonómico contribuyen a crear un entorno más amable con el cuerpo, favoreciendo la concentración y la productividad.
Tecnología en el trabajo para prevenir molestias
Además de los elementos físicos, algunas herramientas digitales permiten mejorar la organización de tareas y promover pausas activas. Existen aplicaciones que envían recordatorios para moverse, hidratarse o simplemente descansar la vista. Incorporarlas a la rutina ayuda a evitar el agotamiento físico y mental.
La iluminación también cumple un rol importante. Una lámpara con luz LED regulable o cortinas que filtren la luz solar directa pueden reducir la fatiga ocular. En espacios compartidos, los auriculares con cancelación de ruido ayudan a mantener el foco y reducir distracciones, lo que favorece una jornada laboral más equilibrada.
Integrar pequeñas soluciones basadas en tecnología en el trabajo es una forma concreta de cuidar a las personas trabajadoras. Promover estos cambios no solo mejora el confort diario, sino que también construye una cultura de prevención y bienestar sostenido.
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