ATRAGANTAMIENTO EN MENORES

ATRAGANTAMIENTO EN MENORES

* Por Verónica Dominguez – Coordinadora de Prevención en Provincia ART

Un par de días antes de Navidad estábamos cenando en familia cuando, de pronto, mi hijo de 2 años y medio comenzó a toser como si se hubiera atragantado. Parecía respirar con normalidad, pero comenzó a llorar desconsoladamente. Pasaban los minutos y continuaba llorando con un llanto extraño (los padres conocemos a nuestros niños). Lo observamos: respiraba con normalidad, pero se comunicaba señalando sin emitir palabras, tenía la boca mayormente abierta y babeaba mucho. Decidimos ir a la guardia pediátrica y, para hacer corta la historia, resultó que tenía clavado en la amígdala un pequeño tronquito que resultó ser parte del orégano con el que estaba condimentada la ensalada de tomate.

¿Inusual? Aparentemente no: estos casos de pequeños cuerpos extraños en la garganta de los niños son más comunes de lo que podríamos pensar. Los médicos de la guardia nos explicaron que lo más habitual es encontrar pedacitos de tanza que pueden quedar por error en los embutidos (chorizo, morcilla), pedazos de hueso (por ejemplo de pollo), espinas de pescado y tronquitos de algunos vegetales y condimentos. Si bien no llegan a obstruir las vías respiratorias y no suponen, en general, un riesgo de vida; estos cuerpos extraños son muy molestos y dolorosos y por eso los niños lloran y se muestran fastidiosos. Luego de removerlos, la zona puede quedar inflamada y dolorida por un par de horas o hasta algunos días. A las pocas horas ya estábamos de regreso en casa con la indicación de que beba abundante agua fría y con un analgésico pediátrico por si manifestaba dolor.

Cuidados con la comida

El consenso científico actual es que los niños no deben ingerir ningún alimento, excepto la leche materna o de fórmula, antes de los 6 meses. Después de esa fecha, las indicaciones sobre qué incorporar, cómo y cuándo debe darlas el pediatra que conoce al niño.

Los tiempos cambian y las prácticas también: antes la alimentación complementaria comenzaba con preparaciones blanditas (puré, papilla, yogur), pero hoy hay otros enfoques como el BLW (baby led weaning) que proponen comida sólida, en tamaños y formas seguras para que los bebés exploren sabores y texturas. Para este enfoque, el proceso de familiarizarse con la comida involucra degustar, aplastar, masticar (con dientes o incluso con las encías) y, muchas veces, arcadas. Comer no se trata solo de nutrirse, sino de conocer los alimentos.

Algunos productos no se recomiendan hasta edades más avanzadas ya que por su forma o tamaño plantean riesgos de atragantamiento:

  • Toda clase de frutos secos y algunas legumbres como garbanzos. Al ser pequeños y duros no deben darse nunca enteros al niño pequeño, sino cortados, molidos o pisados.
  • Aceitunas. Sean con o sin carozo plantean riesgo de atragantamiento por su tamaño. Pueden ofrecerse cortadas en pedacitos, pero conviene evitarlas por el alto contenido de sal.
  • Caramelos duros, grageas. Más allá del riesgo de atragantamiento, las golosinas en general deben evitarse en niños pequeños.
  • Salchichas. Nunca ofrecerlas enteras ni en rodajitas, sino por lo menos partidas al medio. Son un producto ultra procesado que conviene evitar.

Los sí y los no ante un atragantamiento

Aunque adoptemos todos los cuidados al cocinar, los atragantamientos pueden producirse. ¿Qué hacemos en esos casos? Mucho dependerá de la edad del niño (no es lo mismo un bebé que un niño de 3 o 4 años) y si está o no consciente.

En bebés (siempre) o niños inconscientes, la primera medida debe ser llamar a la emergencia médica de la jurisdicción.

Lo ideal es que el propio niño expulse el cuerpo extraño al toser. Para acompañar el proceso y facilitar la tos debemos evitar las palmadas en la espalda, apretar el abdomen o meter nuestra mano en su boca (solo se debe extraer un cuerpo extraño visible y fácilmente accesible). Tampoco conviene ofrecer agua hasta que el niño se haya recuperado.

Si el niño está consciente y no logra expulsar el cuerpo extraño, mientras aguardamos la llegada del médico, mantenemos al niño de pie, inclinado hacia delante, con la cabeza más baja que el tórax. Le sujetamos el pecho con una mano y con la otra le damos hasta 5 golpes entre los omóplatos.

Si estamos capacitados en primeros auxilios pediátricos, podemos avanzar un paso más y realizar la Maniobra de Heimlich (solo en mayores de 1 año).

Sea para una situación de atragantamiento u otro tipo de lesiones, estar capacitado en primeros auxilios pediátricos es muy importante para cualquier adulto en contacto con niños (sean los padres, familiares, docentes o cuidadores).

Más información:

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